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Una visita a Huguette Dreyfus: en el camino hacia la tierra de la seis cuerdas
ĦQue momento mágico para mí, joven guitarrista, al entrar en aquel templo de la música que es su casa! Casi un museo ... y poder poner mi atril al lado de un pianoforte que perteneció a Beethoven. Y, sobre todo, la sencillez y la disponibilidad de trabajo en la Gran Dama del Clave. Leer con ella la transcripción que apenas pude acabar, volando entre Madrid y París.
P or fin, el deseo cumplido de tocar con la gran artista: Huguette Drey fus. El deseo nació en la Eglise des Billettes, donde se celebró el inolvidable Concierto organizado por la Fundación Pendleton .
Tras el honor de conocerla personalmente, recibí su felicitación por dicho concierto y, especialmente por mi interpretación de la Suite BWV 996 de J.S. Bach. Me satisface enormemente que estos conciertos en París hayan sido grabados en vivo y ahora se puedan disfrutar en CD. Ya entonces sabíamos que éste era el concierto previo a la serie que tendrá lugar en España el año próximo .
Mi alegría fue mayor, si cabe, cuando este verano, en mi tierra adriática, recibí la visita del Sr. D. Alain Ecomard, vicepresidente de la Fundación Pendle ton , quien me informó de que ,en los conciertos previstos ,contaremos con la Sra. Dreyfus. También me comunicó que las obras contenidas en el CD se escucharán en la serie.
Será entonces la opurtunidad de tocar nuevamente, con el Cuarteto Sequana, el Quinteto en Mi menor (Gérar 451) de Boccherini , trabajo en el que disfrutamos de una compenetración muy satisfactoria . Me sorprendió gratamente la sensibilidad y prontitud con que acogieron las ideas musicales propuestas y la dirección artística, en general, aspectos éstos tan importantes para un buen entendimiento musical y para la vitalidad de la obra.Este Quinteto cuenta con melodías de gran belleza a caballo entre la música española y el clasicismo italiano, y que dan, por su estructura, muy buenas oportunidades para solos de guitarra, cuyo protagonismo acentúa la diferencia de estilos.
También podremos reintepretar esa maravillosa canción de Edmund Pendleton sobre un poema de James Joyce, a quien tuvo por amigo personal. El arreglo que llevé a cabo para la guitarra en Bid Adieu (título de la obra escrita originalmente para piano y soprano), añade algo de intimismo a esta confesión y despedida en tono pícaro de los "girlish days". La pérdida de la inocencia cuando se entra en el mundo de la mujer adquiere la delicadeza y maravillosa expresión en las armonías empleadas por Pendleton que, arpegiadas en guitarra, enredan y abrigan mejor este paso. (sigue)






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